EL HOSPITAL DEL PASADO.
Logrará Gustavo Petro Abrir nuevamente el San Juan de Dios?
Santiago Ruiz G.
Entrar hoy al principal Hospital de la historia de Colombia es entrar al pasado. Cada paso que se da, es alejarse de la ciudad. Atrás queda el ruido de los buses y los carros y se va enfrentando el silencio del abandono.
En la anterior campaña por la Alcaldíá de Bogotá, el único candidato que tenía dentro de su agenda la problemática del hospital, que tenía un programa claro y viable para ponerlo nuevamente a funcionar era Gustavo Petro. Se abre así una esperanza para ver a esta institución insigne de la salud del país, prestando sus servicios como lo hizo hasta hace 11 años.
Con un sistema de Salud en crisis y un déficit evidente de hospitales, es difícil ver al Hospital san Juan de Dios abandonado, destruido y sin ningún plan para su futuro.
Para muchos reabrir sus puertas representa la solución al déficit de instituciones que se enfrenta la ciudad, pero la situación no es sencilla, una serie de conceptos técnicos y jurídicos sumado a una carga laboral multimillonaria hacen que esta no sea una solución sencilla.
Hace 11 años, las calles que conectan los edificios del hospital, estaban llenas de estudiantes entusiastas, pacientes llenos de esperanza y profesionales que juntos formaban una gran ola de batas y uniformes blancos.
Hoy las calles están vacías, no hay estudiantes, no hay pacientes, el alma del hospital ya no está.
Durante muchos años el San Juan fue el principal centro médico y científico del país. Formó a los mas destacados profesionales del país. Era un centro académico de referencia. Hacer parte de su cuerpo médico significaba un honor que se llevaba con orgullo.
Fue fundado en 1635. Sus primeros años de historia corren junto con la historia del país. En sus pabellones se atendieron a los enfermos de ¨la peste grande de viruela¨ ocurrida en 1783, donde según el libro Historia del Hospital San Juan de Dios, murieron mas de 5000 personas, lo que equivalía al 32 por ciento de la población.
Prestó sus servicios a los soldados del movimiento comunero en el año 1790.
A partir de 1867 se inició un proceso de ordenamiento científico que vinculó a la Universidad Nacional. desde entonces fue la casa de los estudiantes de pregrado y postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia.
Hoy, los estudiantes de la Universidad Nacional no tienen espacio, no tienen identidad, pasan de hospital en hospital buscando oportunidades para aprender. Dependen de los convenios temporales que la Universidad Nacional pueda hacer con la red de hospitales de la ciudad.
En agosto de 2011, 13 años después de su cierre, se concretó un convenio de la Universidad para que los estudiantes de medicina puedan formarse en los hospitales del Distrito.
Integrar un sistema académico en un hospital no es fácil, implementar programas de prácticas y actividades para los estudiantes requiere de tiempo y planeación. Hacerlo en un hospital público no es sencillo y se necesitarán muchos años para perfeccionar la metodología de enseñanza.
Los convenios de las facultades de medicina con los hospitales han sufrido cambios. Hasta hace unos años, cada facultad contaba con un centro base, pero ahora, con el cambio en el sistema de salud y la proliferación de facultades de medicina, hay una competencia por encontrar las mejores plazas ofreciendo a los hospitales sumas de dinero a cambio de recibir a los estudiantes.
Luis Javier Cajas miembro del colectivo de estudiantes de medicina de la Universidad nacional, considera que el Hospital de debe abrir. Sus argumentos son válidos y concretos. La red de hospitales del distrito requiere un hospital de cuarto nivel y se debe rescatar el modelo de institución clínica y académica que tenía el hospital. Para Cajas, ha faltado voluntad política. Esta es la única razón por la cual el San Juan no está abierto y su futuro es incierto.
La Academia Nacional de Medicina es uno de los organismos que màs ha estado al tanto de la situación. Sin embargo, es desalentador oir su poco entusiasmo al hablar sobre el futuro del hospital.
El Doctor Ricardo Salazar, miembro de la Academia es claro en afirmar que no hay voluntad para solucionar la situación. Su mirada lo dice todo. En algún momento de la entrevista hay una pausa, su mirada se pierde. Muy posiblemente por su memoria pasan recuerdos de los muchos años en los que el San Juan fue su casa.
Tiene la mirada de la experiencia. Salazar conoce el ambiente académico, conoce el sistema de salud. Su larga trayectoria como especialista y como docente se reflejan en las arrugas incipientes de su rostro. Después de meditarlo un poco, y como tratando de encontrar una solución, en un tono de voz derrotado confirma que la situación es muy compleja y que los grupos de estudio que recurrentemente se citan para hablar del tema no son suficientes sin la voluntad política para solucionarlo.
Comunicarse con la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional para preguntar sobre el futuro del San Juán de Dios, es enfrentarse al ambiente que hay en todos los espacios sobre el tema.
El tono amable y receptivo de sus funcionarios, cambia completamente al oir el tema de consulta, e inmediatamente se oye cierta incomodidad y desconcierto. Hay dudas, no se sabe que contestar y finamente después de alguna justificación dificil de entender , explican que el mas capacitado para dar la información es otro compañero, que como siempre nunca aparece.
PATRIMONIO ARQUITECTONICO
La ley 735 del 27 de Febrero de 2002, declaró como Monumento Nacional las edificaciones del San Juan.
La historia del hospital va de la mano con el desarrollo urbanístico y arquitectónico de la ciudad. Ahora en medio de uno de los tantos frentes de obras de la ciudad, no muestra lo que representó en algún momento.
El complejo médico está formado por 21 edificios, son la unión de varias épocas y estilos arquitectónicos. El mas grande es el edificio central, una mole típica de los años sesenta, 8 pisos, con una estructura de cemento combinado con el ladrillo característico de la sabana de Bogotá.
Las ventanas son rectangulares, simétricas, están rotas, incompletas. No es difícil imaginar el frío que entra por esos poros hacia los pabellones abandonados de edificio.
Su inconfundible nombre, que reposa sobre la estructura de cemento gris a mas de 10 pisos de altura, no se salva al paso del tiempo. No están todas sus letras.
Posiblemente ahora hacen parte de una decoración interior o descansan abandonadas en algún rincón oscuro del hospital. Seguramente en el pabellón psiquiátrico, donde llegaron por una terrible depresión.
Seguir caminando por el complejo médico es asistir a un museo arquitectónico, la disposición casi perfecta de sus edificios se hace evidente desde el aire, desde el último piso del edificio central.
Estructuras de pisos altos, ventanales verticales angostas que se elevan de piso a techo con marcos originales en madera blanca. Sus techos triangulares, que ahora dejan pasar el agua, siguen siendo el punto final de la construcción. como el gran sombrero negro, elegante que complementa un vestido de gala de los años 20. Son estructuras imponentes, con carácter. Resisten a caer, tienen vida propia y permanecen erguidos para contar una historia, la historia de la medicina de nuestro país.
Pero sufren, sufren por el viento frío de las madrugadas, por los inviernos llenos de agua de la capital, por el olvido, por la falta de cuidado.
Ya no albergan a la comunidad científica, se convirtieron, a la fuerza, en la casa de algunos de sus empleados.
Por que siguen siendo sus empleados. Desde el cierre administrativo del hospital, nunca recibieron una liquidación y por eso, técnicamente continúan siendo trabajadores del hospital. No ganan sueldo, pero hacen turnos. No tienen cargos, pero tienen funciones.
Por que siguen siendo sus empleados. Desde el cierre administrativo del hospital, nunca recibieron una liquidación y por eso, técnicamente continúan siendo trabajadores del hospital. No ganan sueldo, pero hacen turnos. No tienen cargos, pero tienen funciones.
LOS TRABAJADORES
Uno de los principales problemas para despejar su futuro y reabrirlo, es la carga laboral.
Algunos la calculan en mas de trescientos mil millones de pesos (300.000.000.000) y cada día aumenta más. No se sabe quien pagará estas responsabilidades. La Gobernación de Cundinamarca, la Nación y la Universidad se señalan como responsables.
Aunque el Hospital San Juan De Dios es un hospital privado, en algún momento se consideró que dineros del Ministerio de Protección Social o de la Secretaria de Salud ayudaran a solucionar el problema. Actualmente las dos instituciones consideran que por el carácter privado no es responsabilidad de ellos ocuparse del tema, y al menos por ahora, el estudio de las posibles soluciones no están en sus agendas.
En 2003, la Nación le giró a la Universidad Nacional una cifra equivalente al pasivo laboral de ese momento con el objetivo de poder saldar esa deuda. Pero, por decisión de las directivas, se prefirió invertir en el acondicionamiento del Hospital Santa Rosa para convertirlo en cede da las facultades de Salud. Con esto, se perdió una oportunidad para ver funcionando el San Juan.
Gustavo Petro calculaba en 2011, que ponerlo en funcionamiento podía costar Tres Mil millones de pesos ($3000.000.000). De los cuales aspiraba que la Universidad Nacional aportara la tercera parte.
La reapertura se haría bajo una figura de comodato, como una nueva razón social.
Gran parte del costo de la puesta en funcionamiento depende de la carga laboral de sus empleados.
Muchos de los trabajadores viven en las instalaciones del hospital convirtiéndose en una comunidad de mas de 300 personas que pasan días y noches juntas haciendo del hospital su casa. Transformaron cada espacio en un hogar. Las paredes vacías decoradas con advertencias médicas y cuadros religiosos típicos de un hospital, se remplazaron por afiches comerciales, de ídolos juveniles e infantiles para darle aliento a las decenas de niños que han crecido en este complejo.
Esta situación ha sido reflejada en varios documentales y proyectos de fotografía. Ver como estas familias han adaptado lo que antes era una institución de salud como su hogar, es una escena surrealista. Ideal para artistas y buscadores de noticias.
Sus trabajadores están agremiados en un sindicato que con ayuda de la Central Unida de Trabajadores (CUT) tratan de quemar los últimos recursos para darle vida nuevamente a la institución, o al menos, rescatar los dineros que les corresponden por trabajo.
Su terreno es tan grande que se podría medir en Hectáreas como se acostumbra en los espacios rurales.
Su ubicación, lo convierte en un lugar apetecido. Afortunadamente los terrenos pertenecen a la Gobernación de Cundinamarca y tienen un único uso, la Salud.
Tarsisio Mora de la Central unitaria de Trabajadores CUT, comentaba en 2011, que la actitud del gobierno de dejar fuera de cualquier programa futuro al San Juan de Dios, era parte de una estrategia para convertir este terreno en una zona franca de prestación de servicios manejada por entidades privadas.
Mora hablaba en tono enérgico, igual que el que acostumbran a tener todos los que piensan que es posible ver nuevamente al hospital funcionando. Ese tono de voz y esa actitud son el producto de años de trabajo y esfuerzo que no han encontrado una solución.
El pabellón de urgencias está vacío, la gran cantidad de camillas dispuestas a lo largo de sus corredores no tienen uso, se están rompiendo por no ser útiles.
Por el contrario, en otros hospitales de la ciudad, no hay espacio, los enfermos tienen que sentarse en una silla improvisada o acostarse en el piso frío esperando una respuesta a su condición o a definir su futuro.
El Ministerio y la secretaria de salud, han declarado que hay un déficit de camas en la red del sistema de salud en la capital.
Los 22 Hospitales públicos que conforman la red de hospitales de la ciudad, no son suficientes.
En el medio de la salud es ya conocida la dificultad para encontrar una cama en una unidad de cuidados intensivos, el San Juan era el Hospital con mayor número de camas de este tipo.
Para pedir una cita de medicina especializada hay que hacer largas filas en la noche para después, tener que esperar varias semanas a ser atendido. El hospital San Juan de Dios tenía mas de 200 especialistas.
Para pedir una cita de medicina especializada hay que hacer largas filas en la noche para después, tener que esperar varias semanas a ser atendido. El hospital San Juan de Dios tenía mas de 200 especialistas.
Al pasar frente a una de sus edificaciones se ve un discreto aviso de un candidato político de hace varios años. No ganó las elecciones. Posiblemente en su propuesta de gobierno estaba incluido el trabajo para resolver el futuro del Hospital, y por eso alguien que le creyó, dejó su publicidad en esa pared envejecida que no escapa al paso del tiempo.
Durante la campaña anterior a la alcaldía de Bogotá, el tema del San Juan de Dios no estaba en la agenda de los candidatos, se podía pensar que era un tema que había pasado al olvido.
Los medios de comunicación, a pesar de tener la capacidad de fijar temas en la agenda , tambíen se olvidaron del problema.
La única respuesta directa por parte de las campañas era la de Gustavo Petro. Quien por su larga trayectoria en la política conocía el problema. Tenía claro cual había sido el proceso en los últimos 13 años.
Petro soñaba con implementar una estrategia clara para darle viabilidad al Hospital.
Al explicar su posición era evidente que creía en su discurso. Con gestos firmes y voz clara lograba convencer a quienes lo escuchaban, había esperanzas.
Al explicar su posición era evidente que creía en su discurso. Con gestos firmes y voz clara lograba convencer a quienes lo escuchaban, había esperanzas.
El hecho de no encontrar sectores preocupados por el tema y menos aún, creyentes en la viabilidad del proyecto, no significa que no debe haber un plan.
Que va a pasar con la construcción? Que destino se le va a dar al terreno?
Maria Clara Romero en su libro sobre la Historia del hospital, se atreve a citar casos como el del Hospital San Pablo en Barcelona o el san Juan de Dios en granada, donde sus espacios se han convertido en elementos de recuperación urbana convirtiéndose en en un parque o en un pulmón urbano.
Los futbolistas que aprovechan a jugar en los espacios verdes los domingos, se atreven a proponer que se convierta en un lugar de recreación.
Este grupo de deportistas vio en este problema, la oportunidad para encontrar un espacio y practicar su deporte favorito.
Es un grupo de hombres de diferentes edades, tienen ya sus equipos y uniformes definidos. Al iniciar el partido, los gritos de juego le dan vida al espacio. Se oyen risas y reclamos que logran hacer olvidar por un momento la triste realidad de su entorno. Eso es lo mágico del deporte.
Para la Asociación Nacional de Internos y residentes de medicina (ANIR) la llegada de Gustavo Petro a la alcaldía de la capital, abría nuevamente una posibilidad para ver al San Juan de Dios funcionando y a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, con un Hospital base para todas sus labores académicas y científicas.
Aunque la posición de la Universidad no es clara, pués se tiene el proyecto de implementar el Hospital Santa Rosa. La voluntad del nuevo alcalde y del Presidente Juan Manuel Santos, quienes, consideran tambíen está a favor de abrir el hospital, es suficiente para lograr encontrar una solución.
Los Bogotanos merecemos rescatar el Hospital ya sea como institución prestadora de servicios de salud, como cede académica o como un centro histórico y cultural. Pero cada día que pasa, las instalaciones sufren daños irreparables, lo cual hará necesario demoler las instalaciones y ver desaparecer parte de la historia de nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario